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Girona tiene unos 100.000 habitantes y posee un riquísimo mosaico de paisajes a sus puertas, con cuatro ríos, cinco lomas calcáreas con bosques diversos según la orientación, poblados de olivos, robles, pinos, arces, fértiles vegas, praderas y un fabuloso patrimonio etnológico.
Hasta 2014 estos recursos eran un patio trasero y pasaban desapercibidos. En su mayoría estaban descuidados y era frecuente encontrar deshechos que aumentaban, además, el riesgo de incendio forestal. Estos espacios públicos no existían en la mentalidad de los ciudadanos o en la agenda política y no estaban registrados en el mapa de la ciudad.
Durante años, el Departamento de medioambiente del Ayuntamiento había llevado a cabo una política de prevención de incendios y limpieza que consistía en segar una o dos veces al año de forma indiscriminada, permitiendo solo la apropiación temporal de estos paisajes cercanos.
En este contexto, el Estudi Martí Franch propuso al Ayuntamiento llevar a cabo un proyecto piloto para convertir los procesos de mantenimiento en creación de espacio y poner a disposición de los ciudadanos siete hectáreas de paisajes con terraza junto al centro histórico.
Objeto de la intervención
La Vera de Girona es una serie de proyectos e iniciativas cuyo objetivo es recuperar, desarrollar y gestionar los espacios verdes periurbanos abandonados y convertirlos en una infraestructura verde multifuncional. Con este proyecto se defiende un modelo de ciudad equitativa y repartida, y contrarresta la naturaleza tradicionalmente jerárquica y central del espacio público urbano para extenderlo hasta los bordes. Su enfoque de bajo costo y baja tecnología permite implementar el proyecto a gran escala, acercándolo a todos los vecindarios y convirtiéndolo en el espacio público más grande de la ciudad.
El proyecto prevé tres desafíos operativos principales: en primer lugar, se pretende ganar seiscientas hectáreas de espacios naturales alrededor de la ciudad para que estén disponibles para todos los seres vivos, incluidos los humanos; es decir, multiplicar por ocho la superficie actual de espacios verdes urbanos para que se los apropien los ciudadanos. En segundo lugar, se intenta involucrar a los gerundenses en el descubrimiento, la apropiación y la valorización de estos paisajes recuperados y, por último, se busca encontrar una nueva estética híbrida, ni demasiado urbana ni demasiado salvaje, que ofrezca a los ciudadanos espacios íntimos y abiertos que inviten a la libre apropiación.
Descripción
El proceso comenzó con una serie de proyectos piloto que se realizaron con la brigada municipal. A partir de estas intervenciones de baja tecnología y bajo costo, que proporcionaron resultados rápidos y tangibles, se propuso una secuencia de trabajo invertida, de manera que un proyecto de infraestructura a gran escala surge a partir del conocimiento adquirido a través de los proyectos piloto. Se entiende el mantenimiento del paisaje como práctica de diseño y se propone una gestión del paisaje guiada por principios ecológicos que permitan una diversificación y una apropiación inmediata del mosaico agroforestal de los bordes del municipio. En este proceso, los servicios técnicos ambientales y la brigada de paisaje se convierten en codiseñadores, ejecutores y gestores del proyecto. El coste medio de estas intervenciones oscila entre uno y tres euros por metro cuadrado al año.
Valoración
En esta intervención el espacio público no se entiende como un escenario, sino como un proceso que reivindica la extensión verde de la ciudad, un proceso basado en la práctica recurrente del mantenimiento de bajo costo y baja tecnología. Como resultado, aparece una nueva estética natural, en equilibrio entre lo salvaje y lo ordenado que invita a la libre apropiación con formas inesperadas de participación ciudadana a través de recorridos diversos. El proyecto desarrolla una novedosa forma de gestionar los espacios entre el medio natural y el urbano para poner en valor sus atributos ambientales, paisajísticos y patrimoniales.
[Última actualización: 16/11/2022]
