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  • FINALISTA 2014

Ocupación del parque Gezi

Estambul (Turquía), 2013

Una acampada pacífica que pretendía detener la construcción de un centro comercial en un parque público provoca una ola de manifestaciones multitudinarias sin precedentes en la historia reciente de Turquía.

Estado anterior

Una de las últimas áreas verdes que quedan en la parte europea del centro de Estambul es el parque de Taksim Gezi, un jardín público de cerca de cuarenta mil metros cuadrados adyacente a la plaza de Taksim, en el distrito de Beyoğlu. Es obra del urbanista francés Henri Prost, que recibió del presidente Mustafa Kemal Atatürk el encargo de emprender una ambiciosa reforma de la ciudad turca durante los años cuarenta y cincuenta. El parque se abrió en 1943, en sustitución del cuartel de artillería Halil Pasha, un edificio de estilo otomano derribado en 1940 para ampliar la superficie libre de la plaza Taksim. Con los años, el parque se fue empequeñeciendo como resultado de la construcción de algunos grandes hoteles y la falta de un buen mantenimiento le confirió una imagen decadente.

En 2013, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdoğan, junto con el alcalde de Estambul, Kadir Topbas, anunciaron un gran proyecto de reforma urbana que preveía la conversión de la plaza de Taksim en una zona peatonal, la excavación de algunos túneles subterráneos para el paso de los coches y la reconstrucción literal de los antiguos cuarteles otomanos sobre el parque de Gezi. El nuevo edificio debía alojar un gran centro comercial en la planta baja, así como un hotel y varios apartamentos de lujo en las plantas superiores. El anuncio se hizo con el trasfondo de una serie de decisiones gubernamentales que llevaban meses encendiendo la indignación de varios grupos ecologistas, tales como la instalación de varias centrales hidroeléctricas en parajes naturales, la edificación en el Zoológico del Bosque de Atatürk (Ankara), la construcción del tercer puente sobre el Bósforo o la tala masiva de árboles para construir el aeropuerto internacional Erdoğan, el más grande del mundo.

Objeto de la intervención

El 28 de mayo de 2013, una cincuentena de activistas de varias organizaciones ecologistas acampó en los terrenos del parque de Gezi con el objetivo de impedir pacíficamente la entrada inminente de los bulldozers. Al día siguiente, la policía municipal los desalojó haciendo un uso desproporcionado de cañones de agua y gases lacrimógenos, así como incendiando sus tiendas para permitir el inicio del derribo. La fotografía de un agente rociando con un spray, de cerca, la cara de una joven manifestante que llevaba un vestido rojo se difundió rápidamente por todo el mundo, haciendo famosa a la «mujer de rojo» y provocando la indignación general. La multitud tomó el parque. Ahora, aparte de ecologistas, entre los manifestantes había estudiantes universitarios, familias con niños, gente en silla de ruedas, aficionados de equipos de fútbol rivales, feministas, activistas de colectivos LGTB, defensores de los derechos del pueblo kurdo, socialistas, comunistas, grupos a favor del laicismo o islamistas anticapitalistas.

Muchas de sus demandas, plasmadas días después en un manifiesto, querían hacer efectivo el derecho a la ciudad. Consistían en la preservación del parque de Gezi como zona verde, la interrupción de toda venta de espacios públicos, playas, bosques, ríos, parques y símbolos urbanos a empresas privadas y grupos de inversión y la revocación de proyectos como el nuevo aeropuerto, el tercer puente sobre el Bósforo, la edificación en el bosque de Atatürk y las nuevas presas hidroeléctricas. También se reclamaban mejoras democráticas como el fin de la brutalidad policial y la investigación judicial de las agresiones, la actuación ética y responsable de la prensa o la garantía del derecho a manifestarse para expresar quejas y demandas sin sufrir represalias, arrestos o torturas.

Descripción

En efecto, la brutalidad de las cargas policiales se sucedió a lo largo de varios días, dejando un rastro de once muertos, más de ocho mil heridos y once mil detenciones. Pero, a medida que aumentaba el autoritarismo gubernamental, la protesta se extendía por las calles de todo Estambul, por ciudades de toda Turquía y por medios de todo el mundo. Los insultos del propio Erdoğan, que tildó a los manifestantes de «çapulcu» (saqueadores en turco), no hicieron más que animarles a seguir practicando lo que irónicamente se designó con el anglicismo «Çapuling» y que no se refiere a otra cosa que a la lucha en defensa de los derechos civiles. El sentido del humor también se utilizó contra el silencio inicial de los medios de comunicación turcos: muchos manifestantes llevaban camisetas donde se leía «Todos somos pingüinos», porque la CNN turca se dedicaba a emitir un documental sobre la vida de estos animales mientras la CNN internacional retransmitía en directo los hechos de Gezi.

El 1 de junio, la policía desistió temporalmente de desalojar el campamento del parque, donde el número de tiendas se multiplicó hasta el punto de que hubo que instalar mapas en las entradas. Para defender el asentamiento de eventuales cargas, se levantaron barricadas hechas con objetos recogidos y piezas del pavimento urbano. La ciudad provisional se dotó de múltiples equipamientos al servicio de la comunidad, tales como un hospital de campaña de primeros auxilios, una cantina con cocineros voluntarios organizados en cuatro turnos, una biblioteca que recogió cerca de cinco mil libros donados, un huerto, un mercado gratuito, un cine con pantalla, escenario, micrófonos y generadores, una guardería, una escuela de yoga o una mezquita. También había espacios públicos singulares. Uno de los pasillos principales se bautizó con el nombre de un periodista turco asesinado en 2007 y se abrió una plaza de la Paz, un foro para asambleas y debates, un área de juegos infantiles y un «Rincón del orador».

Valoración

En prueba de la dimensión política que tiene el espacio público urbano, la ocupación del parque de Gezi convirtió una protesta contra un proyecto urbanístico en una lucha histórica en favor de la democracia. Se calcula que más de tres millones de personas tuvieron una participación directa en las manifestaciones más multitudinarias que Turquía había visto en décadas y que se han equiparado con las de la Primavera Árabe (2010), las del Movimiento de los Indignados (2011), las del fenómeno Occupy (2011) o, incluso, con las del Mayo francés (1968). El 8 de junio, el alcalde Topbas se desdijo públicamente de la intención de abrir un centro comercial y un hotel en el interior del futuro cuartel y anunció que se estudiaba reemplazar ese programa por el de un museo público. Una semana después, el campamento de Gezi era definitivamente desalojado, pero el «Çapuling» siguió presionando desde otras partes de la ciudad y del país. Finalmente, la presión social e internacional obligó a Erdoğan a retirar el proyecto de edificación en el parque. Sorprendentemente, la decisión se tomó a mediados de junio, pero no se hizo pública hasta principios de julio. El primer ministro también anunció la apertura de investigaciones sobre la brutalidad policial. El agente que había agredido a la «mujer de rojo» por protestar contra las talas masivas de árboles fue condenado a prisión. La condena también le forzaba a trabajar durante un tiempo en la plantación de arbolado público.

David Bravo │ Traducción de Maria Llopis

[Última actualización: 18/06/2018]

Ficha técnica

CIUDAD: Estambul
PAÍS: Turquía
INICIO DEL PROYECTO: 2013
INICIO DE LAS OBRAS: 2013
FINAL DE LAS OBRAS: 2013
SUPERFICIE: 38.000 m²
COSTE: 1 €

Créditos

PROMOTOR:
Herkes Icin Mimarlik

AUTORES:
Turkish Citizens

COLABORADORES:
Taksim Solidarity, Taksim Platform.

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