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  • FINALISTA 2008

Praça Largo da Devesa

Castelo Branco (Portugal), 2006

Reforma de una céntrica plaza que se convierte en la cubierta de un gran aparcamiento.

Estado anterior

Castelo Branco, una ciudad mediana del centro de Portugal, creció en la vertiente oriental de una colina presidida por el castillo que le da nombre. Poco más de 300 metros al este de este monumento está la plaza Largo da Devesa que, pese a ser el espacio público más grande y céntrico del casco antiguo, presentaba una ordenación obsoleta y un avanzado estado de deterioro.

Objeto de la intervención

En 1999, la ciudad fue incluida dentro del Programa de Recalificación Urbana y Revalorización Ambiental del Ministerio de las Ciudades luso. Ello permitió planificar una serie de actuaciones cofinanciadas por ministerio y ayuntamiento y encaminadas a aligerar la presencia hegemónica del vehículo privado en el casco antiguo y dignificarlo. Dentro de este paquete de actuaciones se aprobó la reforma de la plaza Largo da Devesa, que reclamaba medidas urgentes y drásticas de transformación y modernización.

Descripción

La nueva plaza, que ocupa un espacio aproximadamente cuadrado de 130 metros de lado, es ahora la cubierta de un gran aparcamiento subterráneo. Ello ha permitido liberar la zona de un gran número de vehículos privados y convertirla en una importante zona peatonal. La pendiente del cerro del castillo le confiere una cierta complejidad topográfica, que hace que sus dos costados occidentales estén tres metros por encima del resto. El conflicto de niveles se resuelve en estos dos bordes de formas distintas.

En el límite noroccidental hay una franja semisubterránea ocupada por establecimientos lúdicos y comerciales y enrasada con el nivel inferior de la zona central. Su cubierta, que queda al nivel de la avenida en la que confluyen las calles que bajan del castillo, es transitable y constituye un mirador que se asoma sobre la plaza. La losa de este mirador está perforada en un par de puntos por núcleos de escaleras y ascensores que dan acceso a la plaza, los comercios y el aparcamiento subterráneo. Estos núcleos se ocultan bajo grandes pérgolas caladas. El pavimento del mirador está formado por adoquines de piedra basáltica o caliza, blancos o negros, que dibujan sinuosas cenefas al estilo de la «calçada portuguesa». Una serie de guías metálicas empotradas en el pavimento resiguen algunas de esas cenefas y permiten desplazar por las mismas sillas correderas.

En el límite suroriental hay un gran talud que cae con pendiente suave hacia la plaza formando una gradería. Está mayormente plantado con césped, pero cuenta con una rampa escalonada y pavimentada para los peatones. La zona central de la plaza también está totalmente empedrada con «calçada portuguesa». Su superficie presenta suaves pendientes que convergen en un punto central para recoger el agua de la lluvia. Alrededor de ese punto se forma un gran charco alimentado por un surtidor. Como si se tratara de un estanque accidental, su perímetro queda definido por los propios límites del agua acumulada sobre la pendiente, sin presencia de ningún elemento constructivo de borde. El plano central de la plaza presenta tres grandes parterres con perfiles ameboides que contienen más escaleras de acceso al aparcamiento. El límite nororiental de la plaza, el único con directriz curva, está reseguido por una gran pérgola sostenida por pilares metálicos encepados e inclinados en distintas direcciones.

Valoración

Hoy en día ya no son inusuales las intervenciones que aprovechan sabiamente la oportunidad que brinda la reforma de una plaza para convertirla en la cubierta transitable de un garaje y liberar sus alrededores de la presión de los coches aparcados. Sin embargo, esta operación de transformación tipológica en que una calzada o solera deviene techo o forjado, se traduce a menudo en una subordinación de la libertad formal de la plaza al orden rígido impuesto por la estructura portante. Además, los accesos al aparcamiento, ya sean rampas para los vehículos o cajas de escalera para peatones, suelen ser obstáculos rígidos y de aspecto fríamente funcional que quitan movilidad y representatividad al espacio público.

La plaza Largo da Devesa salva con éxito estas dos situaciones. Las escaleras que provienen del sótano se enroscan alrededor de un patio descubierto, de modo que emergen a la superficie sin necesidad de caja cobertora. Además, lo hacen dentro del perímetro de los parterres, de modo que se integran sutilmente dentro del paisaje de la plaza y evitan obstaculizar la circulación. Por otro lado, la sinuosidad de los parterres poblados de árboles, la fresca informalidad de la pérgola, el carácter accidental de la charca central y el aspecto telúrico del talud y la franja comercial semisubterránea hacen difícil de creer que estén cubriendo una monótona sucesión de pilares y coches aparcados.

David Bravo Bordas, arquitecto

[Última actualización: 02/05/2018]

Ficha técnica

CIUDAD: Castelo Branco
PAÍS: Portugal
INICIO DEL PROYECTO: 2000
INICIO DE LAS OBRAS: 2003
FINAL DE LAS OBRAS: 2006
SUPERFICIE: 60.000 m²
COSTE: 6.600.000 €
WEB: www.mateo-maparchitect.com

Créditos

PROMOTOR:
Cámara Municipal de Castelo Branco

AUTORES:
Josep Lluís Mateo - Map arquitectos, Maria Viñé, Victoria Llinares, Rafael Berengena, Martin di Renzo, Nazario di Branca, Daniel Guerra, Carlos Reis Figuereido, Arquitectos da Beira Lda.

COLABORADORES:
Arguijo, Colominas, Ove Arup, Indus, Aumedes - Embrena

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