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24 abril 2014

MENCIÓN ESPECIAL 2014 «Teatro La Lira», Ripoll (España)


Un porche y una pasarela llenan el vacío dejado por el derribo de un antiguo teatro, convirtiéndose en una ventana que enmarca las vistas hacia las montañas y una puerta de acceso al casco antiguo.




[Francis Rambert, Director de la Cité de l’Architecture et du Patrimoine (la Cité) | Duración: 01:32]

FICHA TÉCNICA


Promotor: Ajuntament de Ripoll
Autores: RCR Aranda Pigem Vilalta Arquitectes SLP | Joan Puigcorbé
País: España
Superficie: 599 m2
Coste: 761.219 €
Inicio del proyecto: 2004
Inicio de las obras: 2005
Finalización de las obras: 2012

DESCRIPCIÓN

El derribo del teatro «La Lira» desocupó durante años un solar del centro de Ripoll, ciudad pequeña y lluviosa que yace al pie de los Pirineos. Flanqueado por dos medianeras ciegas, el hueco daba un respiro a la estrecha calle Verdaguer, pero hería la continuidad de la fachada urbana que se asoma sobre el río Ter. La herida quedaba a la vista de los numerosos forasteros que, desde la estación o por carretera, llegaban a la localidad para visitar su monasterio románico. También afeaba el encuentro con un curso fluvial que, desde la edad media y hasta bien entrado el siglo xx, abasteció de agua la industria metalúrgica de Ripoll, reconocida en toda Europa por el uso de la «fragua catalana».

En 2003, el Ayuntamiento convocó un concurso para convertir el solar en un espacio público. Ahora lo ocupa otro teatro que mantiene el nombre de su predecesor mientras saca partido de su desaparición. El nuevo teatro «La Lira» es un porche alto que cobija un espacio abierto y versátil bajo el que hay una sala polivalente subterránea. El techo es impermeable, pero deja pasar la luz a través de lamas paralelas que se pliegan a ambos laterales para tapar las medianeras vecinas. El conjunto forma una ventana que restituye la cornisa de la fachada fluvial y encuadra las vistas de la calle Verdaguer hacia las montañas. También es una puerta de acceso al casco antiguo, ya que consta de una pasarela que salva el cauce del Ter.

Tanto el porche como el puente están hechos de acero corten. La rudeza de este metal entona con la pátina de los edificios adyacentes, mientras que la diversidad de sus tratamientos entronca con la tradición metalúrgica del lugar. Pero la tradición más pertinente que retoma «La Lira» es la de las estaciones y los mercados decimonónicos que sabían quedarse a medio camino entre el edificio cerrado y el espacio abierto. Como aquellos porches cívicos, el nuevo teatro de Ripoll evita el despilfarro en cristales y climatizaciones, mientras gana versatilidad en los modos de dejarse usar y solidaridad con el contexto urbano que lo rodea.

David Bravo, arquitecto