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24 abril 2014

MENCIÓN ESPECIAL 2014 «Cementerio islámico», Altach (Austria)


La construcción de un cementerio que obedece al rito musulmán satisface la
demanda de una minoría muy considerable y da a muchos inmigrantes la posibilidad de inhumar a sus difuntos en su tierra de acogida.

[Sarah Mineko Ichioka, exdirectora del The Architecture Foundation (AF) | Duración: 02:07]

FICHA TÉCNICA

Promotor: City Council of Altach
Autores: Bernardo Bader Architects con la colaboración de Azra Aksamija (Interior Design Prayer room) y Eva Grabherr (Prozess Work)
País: Austria
Superficie: 8.400 m2
Coste: 2.300.000 €
Proyecto: 2007
Obras: 2009
Finalización: 2012

DESCRIPCIÓN

La villa de Altach se encuentra en el estado de Vorarlberg, donde, a pesar de que el 78% de la población se declara católica, hay la mayor concentración de musulmanes de Austria. En las últimas décadas, la inmigración ha multiplicado el número de practicantes del Islam residentes en un país que, desde 1979, se ha significado en la Europa Occidental por haber reconocido a la comunidad islámica como corporación de derecho público, garantizando así la libertad religiosa de creyentes de origen turco, bosnio, afgano, kurdo, checheno, iraní, árabe o paquistaní. Sin embargo, hasta 2012, Austria contaba con un solo cementerio islámico. Además, rituales como la ablución, la inhumación sin cofre o la oración colectiva en el porche conocido como Musallah hacen que el entierro islámico requiera de instalaciones muy específicas. Altach, sin embargo, estaba en disposición de satisfacer esta necesidad.

En 2004, varias comunidades de inmigrantes musulmanes se organizaron para que sus difuntos tuvieran un lugar en su tierra de acogida. Tras un proceso de nueve años que contó con el apoyo del Ayuntamiento, se abrió el cementerio. Se organiza sobre seis crujías de muros paralelos que, siempre orientadas hacia La Meca, se escalonan siguiendo una carretera periférica. Cinco de ellas son bancales descubiertos donde se entierran los fallecidos, mientras que la última contiene los espacios rituales de ablución, congregación y oración. La fachada de acceso, que cierra el patio y la Musallah, tiene una celosía de roble que conjuga la tradición maderera local con la geometría abstracta propia del arte islámico.

Si no es evidente el europeísmo del cementerio, tampoco lo es su cualidad de espacio público urbano. Dudar de su condición pública desde la exigencia de laicidad sería injusto ante la profusión de campanarios en nuestras plazas. Por otro lado, la urbanidad del lugar puede defenderse desde su capacidad de satisfacer la demanda de una minoría muy considerable en la región. Pero lo más difícil es excluirlo de la idea de Europa. No solo porque el Islam ha estado, desde sus inicios, muy presente en la historia del continente, sino también —y sobre todo— porque cada vez son más los europeos que, con orígenes diferentes, contribuyen a hacer de la pluralidad una de las mayores riquezas de Europa.

David Bravo, arquitecto

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