Estado anterior
El Ensanche de Barcelona rompe la regularidad que lo caracteriza cuando topa, al norte, con el barrio del Camp de l’Arpa, de calles más estrechas y sesgadas. Este era un sector rural que se urbanizó de forma repentina, a partir de la segunda mitad del siglo XIX, con la implantación masiva de fábricas textiles, harineras, curtidurías e industrias químicas. Entre estas últimas, una de las más destacables era el complejo fabril de «Costa-Font». Ocupa dos de las famosas manzanas dibujadas por Ildefons Cerdà —de planta cuadrada pero con chaflanes en las esquinas—, situadas entre las calles Indústria y Sant Antoni Maria Claret, en el límite meridional del barrio. En los años cincuenta, la huida de muchas empresas hacia los polígonos industriales de la periferia desmenuzó los grandes complejos del barrio, que se llenaron de talleres y almacenes de grano más pequeño.Es el caso de la empresa «Alchemika», que se instaló en 1950 en el lado suroeste de una de las dos manzanas, en una franja alargada que daba frente a la calle Guinardó. La marcada pendiente de esta vía imponía una caída de más de una planta entre los chaflanes de los dos extremos de la parcela. Obra del arquitecto Francesc Mitjans, la fábrica se enfrenta a esta inclinación a través de una fachada de orden rotundo, con un zócalo de mampostería y un lienzo de ladrillo visto ritmado por grandes aberturas verticales. Sin embargo, la desindustrialización contradiría la robustez de esta composición arquitectónica precipitando el cierre de la «Alchemika» a mediados de los ochenta y condenando el edificio al deterioro y el abandono.
Objeto de la intervención
Desde muy pronto, los movimientos vecinales del barrio, muy afectado por el déficit de servicios públicos, reclamaron la conversión del antiguo complejo de «Costa-Font» en un conjunto de equipamientos municipales. Un gimnasio privado y la escuela pública Antoni Balmanya fueron pioneros en la reconversión de las instalaciones fabriles. No fue hasta 1992 que se aprobó un Plan Especial que calificaba las dos manzanas como zona de equipamientos y establecía la obligatoriedad de preservar la fachada de la «Alchemika» como testimonio del pasado industrial del barrio.Quince años más tarde, el Ayuntamiento de Barcelona adquirió el edificio con la intención de completar el proceso ya iniciado y dar cabida a un centro multifuncional con las dotaciones reclamadas por los vecinos. El conjunto debía incluir una biblioteca municipal, una guardería, un centro cívico y una residencia para la tercera edad complementada con un centro de día. A la dificultad de encajar un programa tan completo en una estructura preexistente, se sumaba el requerimiento de que cada uno de los equipamientos funcionara en sintonía con el resto y que los cuatro mantuvieran una relación muy abierta con el espacio público.
Descripción
La diferencia de cota entre los dos extremos de la parcela motivó que parte del programa esté enterrado. Un patio longitudinal permite la entrada de luz y la ventilación de los diferentes espacios. Dentro del volumen definido por la fachada de la antigua fábrica, que fue cuidadosamente restaurada, hay tres de los cuatro equipamientos del complejo. Uno de ellos es la biblioteca Camp del Arpa - Caterina Albert, que se desarrolla en dos niveles. Se accede a ella desde el chaflán de la calle Indústria, orientado a sur, donde la nueva edificación retrocede respecto a la fachada de Francesc Mitjans para formar un patio que hace las veces de vestíbulo. Aquí, las aberturas verticales de la antigua fachada se han dejado vacías, por lo que la biblioteca se vislumbra desde la calle. También se ha practicado una abertura en el zócalo para dar acceso al patio. En la esquina, un antiguo cartel luminoso con las letras de «Alchemika» se ha restaurado para que siga dando nombre al complejo.En el chaflán de la calle Sant Antoni Maria Claret, donde la fachada de Francesc Mitjans había desaparecido, se optó por romper la típica alineación del Ensanche y ofrecer al espacio público una plaza a modo de vestíbulo. De ahí arranca un pasaje interior que concentra los accesos a la guardería, el centro cívico y la residencia para la tercera edad. Este último es el único de los cuatro equipamientos que sobresale de la cornisa preexistente para formar un cuerpo prismático de seis plantas de altura. Su centro de día, situado en la planta baja, se asoma sobre la cubierta verde de la guardería, un espacio que la gente mayor comparte con los niños.
Valoración
La densidad y la complejidad que caracterizan el conjunto de equipamientos del «Alchemika» aportan al barrio del Camp de l’Arpa intensidad y mezcla de usos, garantizando la actividad cotidiana propia de un centro urbano. La carga residencial del hogar de ancianos y la complementariedad de los horarios de los diferentes equipamientos contribuyen a mantener la continuidad de esta actividad. La aceptación de la biblioteca Camp del Arpa - Caterina Albert por parte de la ciudadanía fue casi inmediata y la ha convertido en una de las más intensamente usadas de la ciudad.Por otra parte, lejos de ser un impedimento, la necesidad de preservar la fachada de la antigua fábrica no solo contribuye a mantener viva la memoria industrial del barrio. También sirve para dar al complejo el carácter de un edificio abierto que disloca el límite convencional de las manzanas del Ensanche y enriquece el umbral entre la masa edificada y el espacio libre. De este modo, hace más permeable la relación entre los equipamientos municipales y el espacio público que, en definitiva, forman parte del mismo dominio.
David Bravo | Traducción de Maria Llopis
[Última actualización: 18/06/2018]
