Estado anterior
Conocida también como «Dijlestad» o «Ciudad del Dijle», Mechelen posee una estructura urbana intrínsecamente ligada a los diferentes cursos de agua que la cruzan. Durante la edad media, el canal que conduce hacia Leuven o el propio río Dijle y sus numerosos afluentes se usaban como vías de transporte, como sistema de drenaje o como abastecimiento hídrico de pequeños talleres y lavanderías. Con el tiempo, sin embargo, la visibilidad de esta red estructural de caminos de agua se ha ido borrando. Hoy, el río es tres veces más estrecho que entonces y muchos de sus afluentes han menguado considerablemente, cuando no han desaparecido del todo. En el primer caso, la reducción del caudal ha sido fruto de la obstrucción paulatina de los propios sedimentos o de la construcción de las calles y las casas adyacentes. En el segundo, los afluentes han sucumbido a las necesidades de espacio y, despreciados como alcantarillas insalubres, han acabado enterrados bajo bóvedas o han sido rellenados con tierras.Esta es la surte que en 1913 corrió el Melaan, un brazo del Dijle de unos cuatrocientos metros de largo que, una vez rellenado, se convirtió en una calle ancha y sinuosa que cruzaba de norte a sur el casco antiguo de Mechelen y que acoge varias instituciones como el centro cultural, la academia de música y dos escuelas secundarias. Salvo las cuestiones higiénicas, son pocos los beneficios que la operación supuso, puesto que, en vez de convertirse en un eje cívico con entidad, la nueva calle acabó convertida en un aparcamiento en superficie. Pero la peor consecuencia de la transformación fue que el lecho urbano del Melaan perdió con el agua su lógica interna. Las razones que explicaban su amplitud y sinuosidad o la abundancia en una calle tan espaciosa de fachadas ciegas ?levantadas contra el curso de agua insalubre? dejaron de ser explícitas.
Objeto de la intervención
En 2003, Mechelen entró a formar parte de un programa inscrito dentro de la iniciativa europea INTERREG IIIB, cuyo objetivo principal es el desarrollo equilibrado del territorio y el fomento de la cohesión social y económica de la Unión Europea a través de la cooperación interregional. El programa WiHCC, acrónimo inglés de «El Agua en los Centros Históricos de las Ciudades» (Water in Historic City Centres), promueve un conjunto de intervenciones y reflexiones acerca de la gestión del agua y su papel estructural en seis núcleos urbanos de la Europa noroccidental que históricamente han mantenido con ella una estrecha relación. Aparte de Mechelen, estas ciudades son Gante (Bélgica), Breda y ‘s-Hertogenbosch (Países Bajos), Chester (Reino Unido) y Limerick (Irlanda). Cada una de ellas acoge un proyecto que gira alrededor del tema del agua y que produce un conjunto de reflexiones, experiencias y conocimientos que son compartidos con las demás ciudades.La intervención de Mechelen, que es la primera de las seis que se ha realizado, se ha inscrito dentro de un proceso de revitalización de todo el casco antiguo, que ha quedado considerablemente liberado del impacto del vehículo privado a través de la designación de una extensa «zona 30», de la creación de varias áreas peatonales y de la construcción de dos grandes aparcamientos subterráneos. En ese contexto, se ha querido echar a los vehículos aparcados del antiguo lecho del Melaan para convertirlo en un espacio atractivo y habitable pero, sobre todo, para restituir su lógica interna y para hacer explícito su papel estructural dentro de la trama urbana.
Descripción
Una vez renovada, la calle del Melaan presenta una sección asimétrica. Junto a los edificios de su lado oriental, el agua fluye de nuevo hasta el Dijle. Una cuidada excavación ha restituido el lecho original del Melaan y ha puesto al descubierto sus antiguos muros de contención que, por suerte, se han mantenido en un buen estado de conservación. Lo mismo sucede con el antiguo puente de la calle Minderbroeders, que cruza de nuevo el curso de agua en dirección hacia la vecina catedral de San Rombouts. Se han levantado cuatro puentes más que, con una fina estructura metálica, salvan los ocho metros de ancho del Melaan para dar continuidad a dos calles transversales y para dar acceso a una escuela secundaria.En el lado occidental de la calle hay una vía para la circulación restringida de automóviles y una acera ancha con dos carriles bici. El centro de la calle está ocupado por un muelle que hace las veces de paseo y que está ligeramente hundido con respecto a la franja de paso de vehículos. Este salto sirve para dar apoyo a un banco corrido que intermitentemente da paso a escaleras que comunican ambos niveles. El banco queda encarado con el agua y enrasado con el plano superior, en el que hay una hilera de árboles que separa a los peatones de los coches. Tanto el paseo como la franja de circulación de vehículos se han pavimentado con adoquines, mientras que el banco se ha resuelto con losas de piedra pulida y grabada con motivos circulares.
Valoración
La función de alcantarilla es uno de los principales motivos por los que los primeros edificios se apiñaron a las orillas del Melaan y lo convirtieron en una preexistencia estructural de la trama urbana. Curiosamente, la insalubridad derivada de esta función fue la principal causa de su cubrimiento. Hoy en día, cuando ya no se le requiere ese uso, su agua está sometida a meticulosos controles que la mantienen limpia. Ello justifica que pueda volver a fluir por la superficie del casco antiguo de Mechelen y permite que, aparte de constituir un agradable paseo, haga explícito de nuevo su sentido estructural dentro de la trama urbana.David Bravo Bordas, arquitecto
[Última actualización: 26/05/2023]
