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  • SELECCIÓN ARCHIVO 2006

Place Pey Berland

Burdeos (Francia), 2005

Reforma de la plaza de la catedral con motivo del paso de una nueva red de tranvía

Estado anterior

El urbanismo ilustrado libró una dura batalla con el tejido medieval de Burdeos con el fin de abrir un vacío regular alrededor de la catedral de Saint André. Con doscientos metros de largo y ciento veinte de ancho, la plaza Pey-Berland fue concebida para hacer posible una nueva forma de contemplar el monumento; renegaba de la percepción en escorzo, dinámica y fragmentaria, que habían ofrecido las angostas calles de la ciudad gótica para imponer una mirada casi frontal, estática y unitaria de sus cuatro fachadas. La plaza, que recibió el nombre del arzobispo que en el siglo XV había hecho erigir la torre exenta de la catedral, se contagió rápidamente del esplendor del templo y muy pronto alcanzó una centralidad que la hizo merecedora de acoger a otros edificios representativos, como el ayuntamiento, el museo Jean Moulin o la Escuela de Derecho.

Sin embargo, el siglo XX, tan caracterizado por la explotación voraz e instrumental de los vacíos urbanos, no supo respetar la herencia recibida. Con el cambio de milenio, el denso tráfico rodado de la plaza rodeaba completamente la catedral convirtiéndola, en la práctica, en una rotonda circulatoria. Saturada por la abundancia caótica de vehículos, semáforos, paneles de señalización, postes de alumbrado, árboles frondosos y vallas de todo tipo, la plaza impedía la visión unitaria de la catedral y la aislaba del resto de la ciudad.

Objeto de la intervención

Durante los años 2003 y 2004, y tras haber desestimado la construcción de una red de metro, la ciudad de Burdeos se dotó de tres nuevas líneas de tranvía. La infraestructura cuenta con un innovador sistema de alimentación terrestre que evita el tendido de catenarias y la consiguiente proliferación de cableado a su paso por el casco antiguo. Como centro del tejido urbano, la plaza Pey-Berland fue designada para acoger un importante punto de correspondencia entre las líneas A y B de la nueva red de transporte público. Ello supuso la necesidad de ordenar los flujos de la plaza y la oportunidad de reconquistar su representatividad.

Descripción

Las dos nuevas líneas de tranvía se cruzan al pie de la torre exenta de Pey-Berland, donde se concentran las marquesinas de las paradas. En los lados norte y este de la plaza, el paso del tranvía ha supuesto la supresión de la circulación de vehículos privados. Ello y la conversión de los otros lados en «zonas 30» han significado, en la práctica, la restitución de la plaza a los peatones.

En la mayor parte de la superficie, de cerca de 25.000 metros cuadrados, el pavimento se ha resuelto a base de grandes losas de granito cuadradas, de ciento veinte centímetros de lado. Las losas están dispuestas a rompejunta, de modo que su aparejo prioriza la dirección perpendicular al eje principal de la catedral. Ello permite propagar sobre el plano del suelo los acontecimientos más relevantes de las fachadas largas, como el ritmo de los contrafuertes o la presencia de las entradas, que se remarcan periódicamente mediante canales de recogida de agua. En treinta puntos, las losas de granito se sustituyen por placas de bronce que explican fragmentos de la historia de la catedral, del ayuntamiento o de la propia plaza.

Otras veces se ven remplazadas por luminarias embebidas en el pavimento que se agrupan con mayor densidad en las principales entradas del templo. En algunos puntos de la zona oriental hay bancos formados por grandes bloques paralelepipédicos de granito, separados del suelo por una rendija que se ilumina de noche. Las luminarias del suelo y de los bancos emiten una luz tenue pero suficiente para limitar el alumbrado general a las fachadas perimetrales y a pocos grupos de postes de gran altura.

Valoración

El transporte público ha proporcionado la excusa perfecta para emprender la actuación y, sobre todo, ha permitido liberar la plaza de la feroz invasión del vehículo privado. Una vez ahuyentado el invasor, la intervención ha retomado la actitud ilustrada que, siglos atrás, había liberado las visuales de la catedral. Palmo a palmo, ha reconquistado el vacío a través de la sustracción sistemática de elementos superfluos. Siguiendo con esta lógica, se han retirado algunos árboles y se han concentrado y minimizado los elementos del mobiliario urbano, como los bancos o los postes de alumbrado. Con el mismo objetivo, el sistema de alimentación eléctrica del tranvía, las placas explicativas del patrimonio histórico y parte de la iluminación se han embebido en el plano del suelo.

Precisamente y de forma colateral, las operaciones dirigidas a potenciar la visión de la catedral han hecho que ese plano, que es el soporte por antonomasia del espacio público, adquiera una relevancia especial. Cuando todo elemento vertical constituía un obstáculo potencial a evitar, el plano horizontal se ha podido explayar en la manifestación de varios motivos expresivos que enriquecen y ordenan el espacio, mientras dialogan con la catedral. Por encima de todo, sin embargo, la superficie neta y libre de la plaza es ahora capaz de acoger una gran diversidad de acontecimientos.

David Bravo Bordas, arquitecto

[Última actualización: 02/05/2018]

Ficha técnica

CIUDAD: Burdeos
PAÍS: Francia
INICIO DEL PROYECTO: 2002
INICIO DE LAS OBRAS: 2003
FINAL DE LAS OBRAS: 2005
SUPERFICIE: 25.000 m²
COSTE: 8.150.000 €

Créditos

PROMOTOR:
Communauté Urbaine de Bordeaux - Ville de Bordeaux- DRAC

AUTORES:
Francisco José Mangado Beloqui, Atelier d'Architecture King Kong


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