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Con motivo del Campeonato Europeo de Fútbol (UEFA) de 2012, Polonia edificó tres nuevos estadios. Después del de Varsovia, el más grande es el Estadio Municipal de Breslavia (Stadion Miejski we Wrocławiu), con una capacidad para más de cuarenta mil espectadores. Inaugurado en septiembre de 2011, está situado en el distrito occidental de Pilczyce, un área periférica muy afligida por la dispersión urbana. En el lado sur del coliseo, hay un cruce de infraestructuras en el que convergen dos autopistas, el ferrocarril y una línea de tranvía. Salvo en los días de partido, cuando los aficionados acuden en masa y de forma alborotada, normalmente es un «no lugar» que flota en medio de un paisaje inhóspito, dominado por el tráfico, los matorrales y las torres de alta tensión.Objeto de la intervención
En 2008, mientras se construía el estadio, una empresa municipal dedicada al desarrollo de infraestructuras de movilidad convocó un concurso público para construir la nueva estación de Warciańska, que debía funcionar como un intercambiador multimodal entre el automóvil, el ferrocarril y el tranvía. El edificio suponía una inversión de más de doce millones de euros. Aparte de facilitar diariamente la conexión entre los diferentes modos de transporte, en momentos puntuales debía ser capaz de acoger a grandes flujos de gente y de guiarlos con claridad hacia las puertas del estadio. También se quería que fundara un hito reconocible que no pasara desapercibido en un contexto de grandes infraestructuras pesadas.Descripción
La nueva estación del Estadio Municipal tiene una superficie de 24.000 metros cuadrados distribuidos en dos niveles. De forma alargada, sigue la directriz del tranvía, situado en el piso superior, y salta por encima del ferrocarril, situado a ras de suelo. Los andenes del tren se sitúan en el mismo nivel que el aparcamiento y los carriles de espera de automóviles. Desde ahí, un núcleo de ascensores y varias escaleras suben hasta el piso donde están los andenes del tranvía, donde también hay una amplia rampa que conduce a los pasajeros hacia el estadio.Ninguno de los dos niveles cuenta con acristalamientos ni sistemas de aire acondicionado; son, de hecho, porches abiertos al exterior. En el lado sur, dos pantallas verticales de hormigón armado se pliegan por encima de la planta del tranvía formando una visera horizontal que la cobija del sol y la lluvia. El lado norte, en cambio, está libre de obstáculos visuales para que el estadio se divise claramente desde la estación. Tan solo una serie de pilares finos, cilíndricos y metálicos soporta en este lado la cubierta de hormigón, cuyos bordes se proyectan formando osados voladizos.
Valoración
El objetivo de fundar un hito visual en un paisaje hecho de grandes y pesadas estructuras se ha alcanzado. A lo lejos, la estación del Estadio Municipal parece una forma viva que ha parasitado el viaducto del tranvía y pretende saltarse las barreras que le interpone el resto de infraestructuras. También hay algo de papiroflexia en su volumen grácil, casi listo para despegar en la próxima ventolera. Esta aparente ligereza es fruto, sin duda, de una geometría rompedora, hecha de planos recortados que estallan en la confluencia de múltiples vías oblicuas. Pero también, y sobre todo, de una sabia decisión que recoge la tradición de las estaciones antiguas: mantener la condición de edificio abierto y renunciar a acristalamientos costosos y climatizaciones insostenibles.David Bravo
Traducción de Maria Llopis
[Última actualización: 19/05/2023]
