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  • SELECCIÓN ARCHIVO 2010

«Lugar para todo el mundo»: mobiliario urbano inclusivo

Copenhague (Dinamarca), 2009

Instalación de una serie de módulos de madera que invitan a los usuarios de una narcosala a apropiarse dignamente de un espacio exterior del barrio de Vesterbro.

Estado anterior

La muralla que hasta 1856 rodeaba Copenhague tenía cuatro portales que coincidían con los puntos cardinales. Cerca del portal occidental se extendió un barrio denominado Vesterbro (puente del oeste) en alusión a la pasarela que salvaba el foso de las murallas delante de esa entrada. Desde entonces, Vesterbro se convirtió en un barrio obrero, poblado de industrias y de infraestructuras que servían a toda la ciudad, como el matadero o el mercado central de carne. Durante la segunda mitad del siglo XX, el cierre paulatino de muchas de estas instalaciones contribuyó al aumento de la degradación y la marginalidad del barrio, que acabó siendo considerado en Copenhague como el centro de la prostitución y del tráfico de drogas.

Durante los últimos años, el barrio ha combatido exitosamente esa reputación mediante una profunda transformación urbanística que lo ha dotado de varios atractivos culturales y de ocio, como teatros, salas de exposiciones, cafés y restaurantes. Sin embargo, la consiguiente llegada de nuevos residentes y visitantes ha puesto de manifiesto la presencia de antiguas problemáticas sociales que antes pasaban más desapercibidas. En un día normal, podían verse cerca de tres centenares de toxicómanos consumiendo droga al aire libre y todas las semanas se recogían miles de jeringuillas de la calle.

En 2008, tras un intenso proceso de información y debate que duró más de tres años, el ayuntamiento de la capital danesa decidió reformar dos de los edificios que habían integrado el desaparecido mercado central de carne para abrir una narcosala, dependencia sanitaria de uso público donde las personas que consumen drogas pueden hacerlo bajo supervisión profesional y en condiciones seguras e higiénicas. Abierto el año siguiente con el nombre de Dugnad, el equipamiento daba a un patio de manzana de casi setecientos metros cuadrados. Dado que no tenía un uso determinado y que estaba bien conectado a la vía pública, el patio era usado como aparcamiento superficial y era frecuentado, desde mucho antes de la apertura de la narcosala, por consumidores de drogas. Aparte de viviendas, el espacio estaba rodeado por varios cafés, un teatro, una sala de exposiciones y un centro de enseñanza secundaria.

Objeto de la intervención

Paralelamente a la apertura de la narcosala Dugnad, el ayuntamiento se propuso llevar a cabo una renovación del patio. El objetivo de la intervención era dar una respuesta franca y directa a su realidad de partida. Sin pretensión alguna de enmascararla o ahuyentarla a otro lugar, quería contar con ella para infundir al espacio una capacidad de acogida que pudiera despertar un sentimiento de pertenencia a la comunidad. En última instancia, el proyecto se impuso el ambicioso reto de fundar un marco de convivencia que tanto pudiera ser usado por los consumidores de drogas como por el resto de residentes y usuarios del barrio. Bajo esta premisa, el proyecto se bautizó con el nombre de «Plads til alle» (Espacio para todos).

Descripción

En 2008, se celebró una serie de encuentros con los vecinos para investigar y discutir los valores y los rasgos que debían caracterizar el nuevo espacio. Surgió de ellos una lista de valores que incluían la comunidad, la identidad, la seguridad, el voluntariado, el respeto y la admiración. También una serie de rasgos como la variación, las opciones para sentarse, el alumbrado, el refugio, un escenario y una tienda. A partir de esta serie inconexa pero sugerente de rasgos y valores, se elaboraron tres propuestas arquitectónicas que fueron públicamente expuestas en la página web de la narcosala Dugnad. La página permitía a los visitantes comentar, valorar y votar las propuestas.

Tras expulsar al vehículo privado, la intervención que resultó elegida en este proceso consistió en la instalación de doce elementos de mobiliario urbano construidos con rastreles de madera de roble danés y capaces de ser desplazados para conformar multitud de disposiciones posibles dentro del patio. Ocho de estos elementos son módulos escuadrados con el tamaño y el peso adecuados para que una persona pueda moverlos libremente. Si están de pie, tienen la forma de un asiento con respaldo, mientras que si están tumbados adoptan la de un banco rinconero.

Los otros cuatro elementos, que tienen un tamaño bastante superior y solo pueden desplazarse con medios mecánicos, también puedan adoptar distintas formas. Quieren remitir a la idea del portal que da nombre al barrio y por ello tienen forma de marcos cuadrados, con unos dos metros y medio de lado y una profundidad de ochenta centímetros. Cuando están de pie, el brazo inferior del marco constituye un banco flaqueado por dos jambas y resguardado por el brazo superior. Cuando están tumbados, generan cuatro bancos que se miran entre sí y promueven el establecimiento de relaciones sociales. En esta posición, también se pueden cubrir con paneles accesorios que les permiten constituir la base de un escenario ligeramente elevado. Por la noche, el alumbrado instalado en el interior de los marcos emite luz que se cuela por entre las juntas de los rastreles.

Valoración

Difícilmente la arquitectura y el urbanismo pueden dar respuestas satisfactorias a los problemas de higiene, seguridad y convivencia que se derivan del consumo de drogas en el espacio público. La resolución de estas situaciones corresponde mucho más directamente a la aplicación de políticas sociales y a la creación de servicios como la narcosala de Dugnad. No obstante, a menudo se usa la renovación física de un barrio para enmascarar operaciones de limpieza que, en vez de resolver el problema, lo trasladan a otro lugar.

Lejos de esta hipocresía, «Plads til alle» es una intervención franca y valiente, que apuesta por mirar el problema de cara. Sin pretender resolverlo, se preocupa simplemente por ofrecer a los toxicómanos un espacio acogedor y digno. Sus módulos de madera han sufrido un gran número de ataques vandálicos y no han logrado evitar que mucha gente siga rechazando la presencia de sus usuarios. Pero, al mismo tiempo, ya han motivado la elección de varias disposiciones socialmente consensuadas y constituyen un icono que da visibilidad al problema y lo convierte en un tema de reflexión y debate.

David Bravo │ Traducción de Maria Llopis

[Última actualización: 18/06/2018]

Ficha técnica

CIUDAD: Copenhague
PAÍS: Dinamarca
INICIO DEL PROYECTO: 2008
INICIO DE LAS OBRAS: 2008
FINAL DE LAS OBRAS: 2009
SUPERFICIE: 670 m²

Créditos

PROMOTOR:
DUGNAD Vesterbro with the City of Copenhagen.

AUTORES:
WITRAZ arkitekter + landskab WITRAZ arkitekter + landskab

COLABORADORES:
DUGNAD Vesterbro, City of Copenhagen, PH Cafeen, Husets Teater, Rysensteens Gymnasium, DGI Byen / Øksnehallen, Police Department, Poul Chr. Olsen, Kenneth Balfelt, Mette Høj og Karin Dam Nordlund, CoCreative, Rosendal Tømrerfirma, local residents.

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