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Los inicios de la industrialización llevaron al municipio de Santa Coloma, situado en la margen izquierda del río Besòs, hacia un proceso progresivo de ocupación de los campos de cultivo por fábricas y viviendas que debían dar respuesta al crecimiento desmedido de la población que se produce a partir de la segunda mitad del siglo XIX (de 15.281 habitantes en 1950 a 133.138 en 1991). Desde ese momento, la planificación de todo este crecimiento fue inexistente y los edificios, convertidos en protagonistas del paisaje, se fueron extendiendo por todo el territorio municipal, escalaron las colinas y ocuparon incluso el lecho del río. Por su situación limítrofe respecto al núcleo urbano, la finca agrícola de la Torre Roja, una de las masías más antiguas de Santa Coloma, escapó del proceso urbanizador, y a pesar de que la masía había sufrido muchas alteraciones y se encontraba muy degradada, una extensa parte de sus terrenos permaneció sin construir hasta los años ochenta. La Torre Roja se hallaba situada sobre las primeras terrazas del río Besòs, en la falda de la colina del Puigfred en cuya cima se levantó en 1917 el Hospital del Esperit Sant, un sanatorio antituberculoso para enfermos sin recursos. Con el tiempo, el lugar se fue convirtiendo en una zona desestructurada pero que desempeñaba un papel muy importante en cuanto a la comunicación, pues era uno de los puntos por donde se podía atravesar el río Besòs por precarios y peligrosos puentes de madera que las riadas se llevaban con facilidad.Objeto de la intervención
La antigua corporación metropolitana expropió los terrenos necesarios para la ejecución de un importante proyecto de ámbito metropolitano con la pretensión de rehabilitar y reequipar un sector marginal que en aquellos momentos era un gran vacío formado por los límites correspondientes a las áreas urbanas de Santa Coloma, Badalona y Sant Adrià de Besòs. Los objetivos principales consistieron en resolver la conectividad entre los diferentes municipios que allí se encuentran y con la ciudad de Barcelona, así como caracterizar y dotar a la zona de una serie de equipamientos verdes y de ocio que sirvieran a los frentes urbanos más cercanos, como el densificado barrio de Llefià en Badalona.Con tal fin, en 1978 se construyó el puente del Molinet, que favoreció la comunicación entre los barrios del Raval de Santa Coloma y el Bon Pastor de Barcelona, y en relación con el puente se urbanizó la plaza de Salvador Dalí con los viales adyacentes de distribución del tráfico entre los tres municipios y Barcelona y el parque del Molinet y el jardín de la calle Madrid de Badalona.
Valoración
Además de una clara mejora de la conectividad metropolitana, la zona se ha visto calificada por los dos equipamientos verdes tratados, el parque del Molinet y el jardín de la calle Madrid, que han equipado una zona de difícil resolución y han convertido una zona completamente degradada en un espacio verde público. De hecho, siguen confluyendo dos paisajes muy diferentes: de un lado la densa trama urbana de Badalona y la parte sur de Santa Coloma, de baja densidad, que todavía sufre de todos los déficits de un espacio metropolitano sin acabar. Si bien el jardín de la calle Madrid es un espacio libre de uso directo de los habitantes del barrio vecino, el parque del Molinet no deja de situarse en un zona todavía aislada y, por tanto, de difícil acceso para los habitantes de las zonas que no son directamente próximas, como, por ejemplo, los barrios del otro lado del río.[Última actualización: 02/05/2018]
