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  • SELECCIÓN ARCHIVO 2012

Access pathway to Llobregat River from Bellvitge

Hospitalet de Llobregat (España), 2011

Un sendero para peatones y ciclistas se abre paso a través de un complejo nudo viario para conectar el barrio de Bellvitge con el río Llobregat.

Estado anterior

A mediados de los años sesenta, una empresa constructora empezó a adquirir los fértiles cultivos que rodeaban la ermita románica de Bellvitge, en la orilla izquierda del río Llobregat. Así nacía en L’Hospitalet, dentro del área metropolitana de Barcelona, lo que acabaría siendo uno de los mayores polígonos residenciales de Europa. La criatura crecería rápidamente, alimentada por la afluencia masiva de inmigrantes de toda España, por la proliferación de prácticas especulativas bajo la indulgencia de la administración franquista y por el consiguiente desbordamiento de la periferia barcelonesa.

A lo largo de los años, la tenacidad reivindicativa de las asociaciones de vecinos iría civilizando lo que había sido una ciudad dormitorio desconectada, mal urbanizada y carente de equipamientos y servicios. Las luchas vecinales paralizaron la construcción de nuevos bloques y, ya en la democracia, desembocaron en la llegada del metro, la apertura de parques, escuelas o mercados e, incluso, en la creación de campus universitarios y centros de referencia en investigación científica como el Hospital de Bellvitge.

A pesar de todo, la relación del barrio con las orillas del río seguía siendo una asignatura pendiente. El principal obstáculo entre ambos dominios lo interponía el complejo nudo viario en el que la Gran Via confluye con la Ronda de Dalt (B-20) y la Ronda del Litoral (B-10), dos arterias de circunvalación creadas a raíz de la celebración de los Juegos Olímpicos de 1992. Dada la prioridad que estas infraestructuras habían dado a la movilidad en vehículo privado, los peatones y ciclistas de Bellvitge debían aventurarse en un embrollo de arcenes estrechos, cruces peligrosos y pasos inferiores tenebrosos para poder disfrutar de los valores naturales de la cuenca fluvial.

Objeto de la intervención

De nuevo, tendría que ser la fuerza de las reclamaciones vecinales lo que traería mejoras al barrio. A partir del año 2008, las asociaciones de vecinos y grupos ecologistas se movilizaron en defensa de la preservación de Can Trabal. Así se conoce la cuarentena de hectáreas que separa el nudo viario del complejo hospitalario, un conjunto de cultivos y masías que, a pesar de ser la última zona agrícola de L’Hospitalet de Llobregat, se veía amenazada por planes urbanísticos que planteaban su edificación. Quizá fue la crisis lo que frenó este plan, pero la protesta sirvió para poner de manifiesto la necesidad de abrir una permeabilidad civilizada entre el suelo urbano y el río.

En 2009, después de firmar un acuerdo con el Ministerio de Fomento, propietario de la infraestructura, el Ayuntamiento de L’Hospitalet de Llobregat aprobó un proyecto financiado por el Plan de Inversiones del Área Metropolitana de Barcelona a través del CAME (Catálogo de Actuaciones Metropolitanas). Como resultado de esta colaboración entre diferentes administraciones y de un diálogo permanente entre técnicos y asociaciones de vecinos, se destinaron cerca de 240.000 euros a la ejecución de las obras de un camino para peatones y ciclistas que permitiera cruzar el nudo viario en condiciones de seguridad.

Descripción

El nuevo sendero arranca de una explanada situada al pie del Hospital Universitario de Bellvitge, poco más de medio kilómetro al suroeste de la ermita románica que marca el punto fundacional del barrio. La explanada se ha urbanizado con asfalto reciclado para habilitarla como aparcamiento al aire libre. Hileras de chopos (Populus nigra) acompañan al camino, de hormigón in situ, mientras resigue el límite meridional del sector de Can Trabal y se acerca al nudo viario.

Una vez allí, se estrecha hasta el metro y medio de ancho para convertirse en la cuneta asfaltada de una carretera existente. Lo separa del tráfico una barrera de protección hecha con módulos prefabricados de hormigón tipo New Jersey. Tras el primer paso inferior, el sendero se adentra en el recinto rodeado por el nudo viario, donde le recibe una sorprendente alameda que llevaba más de veinte años aislada. Una vez superado el último paso inferior, el sendero se eleva sobre pendientes hechas con materiales reciclados de la propia obra. Transcurridos un total de ochocientos metros, justo después de esquivar la parte trasera de una gasolinera, le espera el camino de ribera.

Valoración

Una vez establecida, con medios muy modestos, esta conexión para ciclistas y peatones entre Bellvitge y el Llobregat, las escapadas de los vecinos al río han dejado de ser un deporte de riesgo para convertirse en un paseo agradable y seguro. Como resultado, las visitas se han incrementado notablemente, haciendo que el sendero haya alcanzado un grado de aceptación popular del que dan fe los numerosos comentarios en blogs y redes sociales.

Pero la lucha vecinal que tanto ha marcado la historia del barrio está lejos de haberse apagado. La mejora de la señalización y el equipamiento del sendero con mobiliario urbano son las reclamaciones más inmediatas. Las más ambiciosas pasan por la recuperación medioambiental del área y su integración en la zona agrícola de Can Trabal. Sin duda, el nuevo sendero contribuye a sensibilizar a la ciudadanía respecto a la necesidad de preservar unos espacios naturales que pueden convertir un polígono tradicionalmente arrinconado y terminal como Bellvitge en una puerta por la que el segundo municipio más poblado de Cataluña tenga acceso al río que le dio el apellido.

David Bravo Bordas, arquitecto.

[Última actualización: 02/05/2018]

Ficha técnica

CIUDAD: Hospitalet de Llobregat
PAÍS: España
INICIO DEL PROYECTO: 0
INICIO DE LAS OBRAS: 2011
FINAL DE LAS OBRAS: 2011
CONSTRUCTORA: Rogasa
SUPERFICIE: 14.633 m²
COSTE: 204.342 €

Créditos

PROMOTOR:
AMB (Area Metropolitana de Barcelona)

AUTORES:
Pepa Moran Nuñez (arquitecta AMB)

COLABORADORES:
Núria Herrero, Javier Navarro, Jordi Larruy, Aida Munsó, José Alonso López, Montserrat Arbiol, Francesc Germà, Jordi Creus.

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