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  • SELECCIÓN ARCHIVO 2002

Estació Mundet, Línia 3 del metro

Barcelona (España), 2001

Adecuación de una nueva infraestructura de transporte y de sus accesos en Barcelona

Estado anterior

Esta actuación se inscribe en el marco del progresivo despliegue de la red del Ferrocarril Metropolitano de Barcelona, concretamente del plan de continuidad de la línea 3 del metro en dirección a Montbau, que supone la creación de tres nuevas estaciones de metro en esa zona de la ciudad: Mundet, Valldaura y Canyelles, cuya ubicación se decidió con la participación activa de las asociaciones de vecinos. En el sector de Vall d'Hebron, en el punto de confluencia entre la ciudad y las estribaciones de la sierra de Collserola, la extensión del metro representa el lógico incremento de la conectividad general de la zona con la red de transportes urbanos y la consiguiente mejora del servicio que el transporte público puede brindar a la numerosa población residente.

Los elementos integrantes de la nueva infraestructura de la estación Mundet –el cuerpo constituido por una estructura en forma de T, el túnel por el cual discurren las vías y el acceso perpendicular a éste– fueron el punto de partida de esta intervención surgida de la necesidad de calificar ambiental y arquitectónicamente la obra civil entregada.

Objeto de la intervención

La adecuación y mejora de la infraestructura de la nueva estación bajo una de las rondas urbanas de circunvalación de la ciudad de Barcelona –la Ronda de Dalt–, y sus accesos, fue la premisa principal de un proyecto que debía concretar la definición arquitectónica del nuevo paso público subterráneo bajo el tronco del cinturón en el Passeig de la Vall d'Hebron y los accesos al vestíbulo, al mismo nivel, y al andén central, debajo.

Descripción

Después de analizar la topografía del lugar y el estado de las nuevas infraestructuras, el proyecto arquitectónico apostó por sustituir las bocas de acceso y los edículos habituales en este tipo de instalaciones de transporte por un plegamiento de las aceras que favoreciese la relación entre el interior de la estación y el exterior urbano buscando la continuidad directa con la ciudad y la posibilidad de iluminación natural del pasaje y del espacio del vestíbulo. Este plegamiento en rampa de la vía pública que configura la entrada a la estación mejora la accesibilidad general de recorridos ya que habilita itinerarios practicables para personas con problemas de movilidad reducida. El pasaje se concibió como continuación natural de la avenida de Can Marcet, y da acceso a las instalaciones del metro y conexión directa entre las realidades de una y otra parte de la vía rápida, lo cual mejora la comunicación peatonal en el sector.

Con objeto de concretar las cualidades de los tres elementos constitutivos de esta intervención –el paso, el vestíbulo y el andén– y configurar espacios amplios y agradables, se inició un proceso guiado por la voluntad de caracterizar específicamente cada uno de estos tres ámbitos desde sus particularidades y su funcionalidad implícita. El tratamiento de materiales y los acabados finales se concretaron en la utilización preeminente del hormigón, el acero y el granito, conformando elementos antivandálicos y adecuadamente resistentes, atendiendo tanto al uso intensivo como a su fácil mantenimiento. Con objeto de agilizar el proceso de sustitución de los elementos cuando ello fuera necesario, se propuso en muchos casos una estricta modulación de los elementos construidos. La iluminación, tanto natural como artificial, se trabajó como un componente fundamental para la creación de una atmósfera cómoda y segura.

Para la configuración del pasaje subterráneo, concebido como una calle de diez m de anchura sin ningún obstáculo, se diseñaron expresamente paneles prefabricados de hormigón y acero inoxidable. El nuevo paso deprimido incorporó en su paramento sur un proyecto artístico, Mundets 01, que desde su concepción y a través de la participación ciudadana contribuyó a la construcción del lugar. El artista propuso una reflexión sobre la dimensión pública y social de estos espacios de la movilidad colectiva. La instalación fotográfica incorpora la esfera de la vida personal y el concepto de identidad individual en el centro mismo del pasaje deprimido, espacio del tránsito de la masa, con frecuencia asociado a los conceptos de anomia y de no-lugar. El proyecto pretende irse actualizando con el tiempo, mostrando su vocación de compromiso con el nuevo lugar, y con aspectos que le son propios: los flujos de gente, la misma gente o el paso del tiempo.

El vestíbulo, vinculado directamente a la calle de acceso, se organizó en torno a un núcleo central aglutinante de las circulaciones verticales, en medio de un espacio voluntariamente diáfano ritmado por una secuencia de luz y sombra conseguida a raíz de la colocación en el techo, aprovechando las posibilidades que las vigas de soporte de las losas brindaban para su localización, de la iluminación artificial, oculta y difusa. Se conseguía así un alto nivel de iluminación que, oculta entre intersticios, cualifica el espacio sin deslumbrar. El material principal empleado en este espacio fue el granito verde, tanto en los suelos como en la pared. La configuración de una placeta adyacente, en la misma cota que el vestíbulo, posibilitó su iluminación natural a través de un gran acristalamiento y la creación de un vínculo directo con el exterior inmediato. En el andén, se cualificó el techo mediante luminarias asimétricas que producen una luz indirecta con una percepción marcadamente diferenciada según se acceda a este espacio o se salga de él. Igualmente se diseñaron paneles fonoacústicos con objeto de minimizar el impacto sonoro de los trenes.

Valoración

A través de una ejecución esmerada, en la que el mobiliario, la publicidad y la señalética colaboraron integradamente para conseguir la cualificación de la nueva infraestructura, y una marcada sensibilidad a la hora de relacionar la nueva estación con la realidad del entorno al que debe servir, esta actuación supone la integración de una zona de la ciudad, con un importante conjunto de espacios públicos y áreas verdes, en los tejidos centrales y en los intercambiadores principales de transporte. Por ello, la nueva estación no sólo supone efectivamente la previsible mejora de la comunicación de los habitantes de la zona con el resto de la ciudad, sino también la aproximación de estos equipamientos de interés general a una comunidad ostensiblemente mayor de ciudadanos.

Ciertas decisiones del proyecto, como la lograda continuidad de recorrido, formal y de hecho, entre el entorno urbano y la nueva estación de metro, implican una intensificación de la relación entre la ciudad y esta nueva infraestructura de transporte respecto a la que con frecuencia nos ofrece este tipo de instalaciones urbanas, situación que puede contribuir a la necesaria potenciación del uso del transporte público. El esfuerzo en la cualificación de los espacios revertirá positivamente en sus millares de usuarios diarios. La incorporación de una instalación artística atenta a las vicisitudes del espacio de la estación y a sus usuarios introduce una apreciación personal muy interesante sobre el carácter público del arte en los espacios urbanos de masiva concurrencia.

Mònica Oliveres i Guixer, arquitecta

[Última actualización: 02/05/2018]

Ficha técnica

CIUDAD: Barcelona
PAÍS: España
INICIO DEL PROYECTO: 0
INICIO DE LAS OBRAS: 2000
FINAL DE LAS OBRAS: 2001
SUPERFICIE: 2.700 m²

Créditos

AUTORES:
Llucia Mundet, Ventura Valcarce

COLABORADORES:
José María Ruiz Núñez, Aryanour Djali, CAST engineering, Héctor Gagliardi, Francisco García-Moreno, ARDANUY INGENIERÍA, S.A., Cristina Carrasco

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